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Mama, de mayor quiero ser actor... o cocinero

COCINERO. Yo siempre he dicho que definir esta profesión como “el que cocina” es quedarse corto. Ya desde la escuela de hostelería te enseñan que debes ser multifunción para poder hacer de pintor, escultor, diseñador, administrativo y casi hasta malabarista, pero hoy en día debemos ampliar la definición con actor, presentador, jurado de televisión, periodista, celebrity, anunciante… ¡se nos está yendo la olla! Hemos pasado de estar encerrados en la trastienda de sol a sol currando como mano de obra barata a anunciar gafas y comida para gatos.

Hemos querido salir a la luz y hacernos oír y creo que nos estamos pasando y lo peor es que estamos desvirtuando el sentido de nuestra profesión. Da igual a qué hora enciendas la televisión que ahí estamos, ya sea en un anuncio de coches, en un talent show o en el club de la comedia. Años atrás el monopolio de la cocina televisiva pertenecía a Karlos Arguiñano, hoy día tienes más opciones de elegir a tu cocinero favorito que a tu actor favorito. ¡Eh! Y que nadie me malinterprete, que el que quiera construirse una buena marca y vivir de ella el resto de su vida, ¡olé por él! que no es nada fácil. Pero tengamos claro que eso no es ser cocinero, ni es para lo que la escuela te prepara, ni es lo que te vas a encontrar si te matas a trabajar en una cocina.

Y no lo digo con ánimo de volver a la trastienda y el anonimato, esa es una barrera que por fin dejamos atrás gracias a grandes cocineros y mejores personas que pelearon mucho. Pero como todo en esta vida el secreto de la gloria se encuentra en un buen equilibrio.

Si hoy terminas tus estudios en la escuela de hostelería, por mucho que tu título diga que eres CHEF, pon los pies sobre la tierra y dedícate a echar curriculums para puestos de ayudante. Con constancia y sobre todo sacrificio irás aprendiendo y te irás definiendo como el profesional que quieres ser, pero no esperes cámaras ni autógrafos, ni colgar un par de fotos chulas en Instagram y que las marcas se maten por pagarte. Solo un porcentaje mínimo vive de eso y por desgracia ese es el porcentaje más visible hoy en día en nuestro país.

NO te dejes cegar por el brillo, ponte las gafas de sol, la chaquetilla a juego y afila el cebollero, currando es la única manera en la que vas a hacer digna la palabra COCINERO.

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